12 (de 17 Cartas de Mar y Amor)

18.04.2013 13:55

 

12.-

 

Atlántico sur, 15 de abril, mediodía. 98% de humedad. 29º C a la sombra.

 

    Hola amada amiga, las últimas 40 horas han sido plenas de acontecimientos que han roto la rutina de a bordo: Anteayer por la noche vimos tres mercantes y a las cuatro de la madrugada cuando terminaba mi guardia nos alcanzó un chubasco violento, como todos los de estos pagos. Al correrlo viento en popa (para no arriar paño) se liaron los curricanes de mala manera (3 horas de trabajo para desliarlos). Poco después localizamos un ruido como de entrada de agua que nos llevó de cabeza (como apareció, desapareció, fantasma total). Esto unido al fuerte viento que hacia cabecear el barco violentamente con escoras de 45º a menudo, hizo que casi no durmiera nada.

    Ayer por la tarde el viento roló al E con lo que llevábamos un rumbo de través largo, llegó el chubasco de turno con una rolada extraña y rapidísima del viento que hizo que las velas quedasen acuarteladas (recibiendo el viento por su lado malo, al revés de cómo deben ir); en esto entró una racha especialmente violenta y… el cáncamo de cubierta donde va sujeta la contra (aparejo que sujeta la botavara hacia proa y controla las trasluchadas) se arrancó de cuajo con un trozo de cubierta incluido, entonces la botavara trasluchó con violencia (trasluchar es cambiar de banda la botavara), afortunadamente sin daños graves (se dobló una pieza de acero del pinzote que articula la botavara con el mástil), pero con “susto” para el timonel —el que suscribe— al ser casi catapultado fuera del barco por la escota de la mayor. Todo esto sucedió en escasos segundos, inmediatamente después arriamos rápidamente el génova y corrimos con el viento (correr: seguir el mismo rumbo que el viento). Tras 15 minutos de viento fortísimo y cortinas de agua, todo se acabó y volvió a lucir el sol.  Cosas de este mar, pero ahora les tenemos mucho más respeto a los chubascos tropicales. El génova quedó un poco tocado en algunas costuras (el pobre ya está muy viejo para estos trotes) con lo que izamos el foque e hicimos reparaciones de emergencia (tapar el boquete de la cubierta, asegurar el pinzote, etc.) A todo esto el viento “desapareció” y a las nueve de la noche estábamos encalmados. Como estábamos muy cansados y con mucho sueño, pusimos el barco al pairo (foque acuartelado y timón todo a barlovento) quedando el barco casi quieto derivando muy lentamente, y nos fuimos a dormir después de cenar, hasta hoy a las ocho de la mañana (entró viento a las cinco, pero pasé de todo y seguí durmiendo). Han sido como unas vacaciones, ¡he dormido 7 horas de un tirón! 

    Hoy la misma rutina de siempre, pero un poco más atentos a los chubascos.

    La singladura de ayer fue de 125 millas.

    ¡Ah! Se me olvidaba lo más divertido: Antes de ir a dormir aparecieron dos pájaros en cubierta, dos “tiñosas picofinas”, parecidas a las golondrinas de mar (el atlas de aves marinas que tengo es una maravilla). Uno de los pájaros, cuando te acercabas salía volando aunque después volvía. El otro era súper confiado y se dejaba tocar. Después correteó por todo el barco inspeccionándolo todo, incluso se asomó al interior. Mas tarde ambos se instalaron en los guardamancebos y se durmieron. Cuando he salido a mear a las seis de la mañana estaban ambos en el mismo sitio durmiendo; los he acariciado y no se han molestado. Una bonita experiencia ¿verdad? Me imagino que el lugar donde deben anidar es la isla de Fernando Noronha.

    La singladura de hoy ha sido de 66 millas, no está nada mal teniendo en cuenta que sólo hemos navegado 14 horas.

    Ya me estoy quedando sin papel, ahora me doy cuenta que estoy usando el reverso de una hoja donde hice cálculos, pero no importa, a si ves de que va lo de la navegación astronómica.

    A lot of kisses. Think of me.   Román

 

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